Todos los domingos de Semana Santa, niños y niñas suelen celebrar con huevos y conejitos de chocolate para conmemorar la resurrección de Jesucristo.
Esta tradición tendría su origen en la leyenda que cuenta que, dentro de la cueva donde Jesús fue sepultado tras su crucifixión, había un conejo merodeando en las cercanías de la tumba.
El conejo vio a Jesús resucitar, fue tal su felicidad que le llevó a todos y todas un huevo pintado en una canasta, señalando así que Jesús había vuelto a la vida y de esta forma entregaba un mensaje esperanzador y de paz.
En nuestro colegio el conejito también paso a entregar la buena nueva, dejándole a niñas y niños unos deliciosos huevitos de chocolate que nuestros pequeños de prekínder pudieron recibir y disfrutar muy felices.